Queridas personas, quiero empezar por esta gran palabra que muchos olvidamos cuando nos dirigimos a vosotros. No merecéis el nombre de adolescentes, porque no carecéis de nada; muy al contrario, poseéis muchas cosas que los adultos han dejado perder en su ansia de ser admitidos por la sociedad. Tal vez, algunos de los que intentan enseñaros no supieron integrar su adolescencia en su vida adulta, y por eso pretenden pensar y decidir por vosotros. No sois incompletos, sois personas y, por lo tanto, perfectos como humanos.
No permitáis que piensen por vosotros. Para conseguirlo debéis aprender a ser dueños de vuestros pensamientos, apartar las opiniones que tengan sobre vosotros, distinguir un sentir profundo de un mero capricho, vivir la existencia como un don que os otorgáis, sentiros constructores de vuestros sueños…
Nuestros sueños definen la profundidad de nuestra libertad; su realización, nuestro poder. Un amigo, que trabaja con personas de vuestra edad, me dijo una vez que los anima con la siguiente frase: “Los sueños son el alimento de la realidad”.Si no nos alimentamos de nuestros propios sueños, no podemos poseer la realidad; sin poseerla nos sentiremos sus esclavos.
Hay una ley en física que dice que cuando ejercemos una fuerza sobre algo, se nos devuelve la misma; por eso cuando apretamos con un dedo sobre una pared, sentimos que si seguimos presionando nos romperemos el dedo. Cuando queremos resolver situaciones conflictivas, utilizando la fuerza, este principio también actúa, y sentimos una oposición proporcional a nuestro esfuerzo, es agotador…es la esencia de la guerra que va desgastando a los dos bandos.
¿Cuántas veces habéis sentido esa lucha, con la sensación de no poderla ganar…?. Sufriendo la incomprensión de los seres queridos. La ley – Principio de Acción y Reacción – está ahí, impidiéndoos el paso. Pero hay salida, no es necesario darse cabezazos contra las leyes de la naturaleza. Basta con no ejercer fuerza alguna….Entonces… ¿ tenemos que rendirnos, tenemos que dejar que manejen nuestra vida…?- pensaréis -.
Rendirse sí, rendir vuestra fuerza, pero… para dar paso a vuestro poder. Fijaos en esta última palabra. Su significado está muy unido al de permitir realizar nuestros sueños, y además, no tiene ninguna ley en contra. El poder no se encuentra fuera, nace de nuestro centro, de nuestro corazón. Tan solo tenemos que quitar los obstáculos que no separan de él. Reside dentro de nosotros como un inmenso tesoro oculto, esperando ser descubierto. El mapa del tesoro es nuestra capacidad de imaginar por nosotros mismos.
La adolescencia es una oportunidad para buscar nuestro tesoro, es una edad muy adecuada para poner a prueba nuestra capacidad de aventura. No la desaprovechéis. Muchos de los llamados adultos no supieron lo que se perdían, y decidieron seguir con la lucha de fuerzas, agotándose en el combate… pretendiendo enseñaros a continuar su lucha, su guerra…Quizás, hayáis sentido más de una vez que ésta no es vuestra guerra.
La base del poder no es el enfrentamiento, es el amor y el respeto. Desde el poder que nace de vuestro corazón, no tenéis necesidad de disputar nada a nadie. Él será el puente entre vuestros sueños y vuestra realidad, haciéndoos sentir creadores de vuestra vida. Esta etapa de vuestra existencia está llena de potenciales y de maravillosas aventuras, también de pruebas, pero el tesoro de vuestro poder os servirá para toda la vida. Os admiro, de todo corazón
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